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Los Charcos de Nizao, Los Cacaos, una senda de película

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El sábado 20 de mayo tuve la dicha de visitar un lugar único y hermoso. Se llama Los Charcos de Nizao y se está a una hora y cuarenta minutos de Santo Domingo, en el Pueblo de Los Cacaos, San Cristóbal. El lugar limita al norte con la presa Higüey Aguacate, es parte del río Nizao que alimenta toda la región de Valdesia. En total son ocho charcos y tienen la suerte a atraer a cientos de turistas de forma consuetudinaria al lugar. Allí, en medio de las montañas y esa frescura se promueve el desarrollo del turismo rural y se deleita la vista del viajero y de toda persona que ama profundamente la naturaleza y su esplendor; quien llega hasta las orillas de este paraíso natural anhela quedarse, no quiere alejarse de este estado de beatitud que seduce el cuerpo a través de la suave brisa, el aire puro y limpio de las alturas, el aire fresco, las aguas cristalinas y con ese color turquesa en medio de grandes rocas, rocas gigantes como en la era de los dinosaurios. A lo mejor Adán y Eva se bañaron allí.

La ruta se inicia en el pueblo de Cambita Garabito, se asciende, entre curvas y la presencia de montañas y la vista panorámica que conmueve a todos los viajantes, mientras se aprecia, junto a la carretera, las dinámicas de la vida social del pueblo con su gente y sus modos de supervivencia. Mientras fuimos de camino al lugar de destino, pudimos constatar ventas a las orillas de la carretera de naranjas, guineos, plátanos, yuca y aguacate es un elemento que podría dar un plus al trayecto, pues, podríamos abastecernos de víveres y frutos al regresar del tour. Recuerde que es una zona que produce muchos aguates y muchos limones, entre otros productos agrícola.

De Cambita nos desplazamos hacia el municipio de Los Cacaos, el trayecto podría durar unos cuarenta minutos subiendo unas montañas que parecieran encaminarnos el cielo o hacernos presenciar un encuentro con las nubes. Se va por una carretera rodeada de árboles y fincas de hermosura inmensurable: el lugar tiene un rostro propio, un relieve y augustos ensueños. Al llegar a los Cacaos nos encontramos con un pequeño paraje, allí está el letrero vistoso y con mucho colorido, que dice: Los Cacaos, ahí nos hicimos algunas fotos y retiramos los chalecos salvavidas que nos ofreció Joseaventurerord. Después del letrero referido, partimos hacia los charcos: un trayecto de una media hora en el que veremos un sendero de árboles y pinos impresionantes y algunos comedores, pero el más especial de todos; fue el de doña Dalia, donde disfrutamos un almuerzo exquisito. Lo recomiendo.

Unos veinte minutos más y estuvimos en los Charcos de Nizao. Una vez llegamos a las proximidades, se debe caminar una distancia de más de 800 metros para llegar a este paraíso terrenal. Las rocas alrededor de las aguas que parecen estar siendo veladas por doncellas inmóviles que le hacen uno de los ríos más hermosos de nuestro país. Son charcos profundos cuyas aguas ostentan una temperatura muy fresca. El viento, el sol, el agua y la naturaleza se conjugan para dar una experiencia inolvidable a quien visita el lugar. Las rocas que quedan a gran altura permiten que aquellos que aman poner el corazón a vibrar a todo motor y la adrenalina, descarguen toda su emoción al dar un salto a las profundas aguas que descienden de las entrañas de las montañas. Algunas cosas que no debes olvidar al visitar el lugar son: repelente, protector solar, ropa cómoda o traje de baño para nadar, un calzado adecuado para la travesía en el río y el camino de regreso al vehículo. Este es solo uno de los muchos atractivos del lugar, poco a poco podemos ir descubriéndolos y podemos iniciar por Los Charcos a cuyas aguas el sol le ha jurado amor eterno.

Fui con el equipo de Quieroloma, y me brindó un trato excelente. Yo tenía algunas referencias del lugar, pero en verdad, rebasó mis expectativas. Antes me habían contado de Los Charcos de Nizao, decían que era hermoso, yo que ya he ido, digo que es una tierra en la que se pueden percibir las huellas de un arquitecto incomparable. Es increíble que allí no se hayan filmado escenas de películas dominicanas, quizá por, en su mayoría, desconocen el lugar y sus encantos.

El dedo mismo de Dios se hace evidente en el universo y las obras que lo componen no son más que piezas del plano que ha creado. ¿Qué dirás tú? Ven, visita los Charcos de Nizao y dime lo que te evoca esta colonia originaria de montañas y ríos, que minada está de derroches de hermosura.

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